Mi experiencia con la cándida y gardnerella

He tenido cándida albicans y vaginitis durante toda mi vida. A los 35 años me empecé a acercar a las soluciones. En este capítulo contaré mi experiencia con los hongos y las bacterias. Como en casi todo en la vida, las ideas van viniendo poco a poco. Espero que nadie tenga que pasar tantos años como yo antes de encontrar su solución.

Los síntomas: Desde que tengo memoria he tenido síntomas de cándida y de gardnerella (vaginitis). He tenido la vagina roja oscura, los labios genitales hinchados, las bragas siempre manchadas de flujos de mil diferentes tipos, escozor, ardor, malos olores en periodos (los olores están relacionadas con la gardnerella y no con la cándida), las mocosas secas e inflamadas, y lo que era lo más difícil de aguantar; el picor fuerte que tenía que intentar no rascar. Recuerdo muchas noches en vela por el picor. Recuerdo haberle preguntado a mi madre de muy pequeña (igual tenía 5 años) que qué eran éstas capas blancas que picaban tanto. Ella me decía que si tenía algo blanco era porque quedaban restos de haber usado talco. Yo pensé que era muy raro porque yo no usaba talco allí abajo. Sentí una incomprensión completa y no volví a preguntarle nunca sobre el tema. Mis primeras experiencias sexuales (a solas) eran relacionadas con la cándida. Al rascar encontraba el placer (absurdo) de “calmar” la molestia y en el medio de todo eso descubrí el “placer”. Era un placer muy a corto plazo y al dejar de rascar picaba mil veces más y por una zona más grande (porque lo que haces al rascar es distribuirlo por toda la zona). Y si no dejaba de rascar me dolía tan fuerte que era inaguantable. En mis primeras relaciones sexuales con otra persona, el placer que sentía tenía su raíz en calmar (falsamente) el picor en lugar de mero placer sexual. Tenía mil malentendidos con mis parejas sexuales por los dolores y por sentirme sucia. Siempre interrumpía una invitación a sexo para ir a lavarme. Siempre me dolía. Tenía las paredes interiores de la vagina hinchadas e inflamadas. No funcionaba nada. No podía caminar normal. Tenía siempre presente cómo sentarme, cómo caminar, cómo ponerme para tocar la zona lo mínimo posible. Eso cansa. Te pone de mal humor y te afecta mucho la vida cotidiana.

A parte de las molestias en la zona local (la vagina), tenía otras molestias que se definen como síntomas de la cándida, pero que no puedo saber con certeza y ciencia pura que realmente dependen de ella en mi caso. Ver también lista de molestias definidas como consecuencia de la cándida. Para saber las molestias que tenía yo, ver el post sobre mi experiencia con la dieta.

Todos estos síntomas los he tenido toda mi vida y al empezar la dieta se me han ido, por lo que personalmente estoy convencida de que sí que tienen su causa en la cándida.

Los medicos: Desde que tenía 15 años he ido frecuentemente al médico para que me ayudaran con mis problemas. Siempre me encontré con la misma reacción por parte de los ginecólogos. Me decían que nunca habían visto algo tan grave, que ¿cómo podía vivir así? Llegué a pensar que eso lo decían a todo el mundo. Me daban pastillas, cremas, óvulos, me recomendaban aceites y me daban consejos. Me preguntaban si ayudaba. Yo les decía que sí, porque quería convencerme de que sí que los síntomas se habían aliviado un poco. Al ver que no tenían soluciones y que muchos directamente se rendían en frente de mi problema por la magnitud de los síntomas, yo también llegué a aceptar que no había solución, que hay gente que simplemente tiene crecimiento de cándida albicans y ya está. Tenía que vivir con ello. Para el resto de mi vida. Siempre.

Tenía periodos cuando no iba al médico por saber que no me iban a ayudar y que no había remedio. Tenía otros periodos que buscaba soluciones constantemente e iba al médico con mucha frecuencia.

Una amiga que sabe mucho sobre nutrición me contó que la cándida vive en los intestinos. Su novio había tenido problemas de cándida manifestándose en la boca y en los intestinos y que le había ayudado la dieta. Allí empezó a moverse algo en mi cabeza. Pero como también dijo que la dieta era muy complicada y estricta, no la hice mucho caso. Todavía tenía fe en que la ciencia (en forma del sistema sanitario convencional) tenía la solución. Pasaron los años y fui muchas veces al médico y gasté mucho dinero en medicinas. Algunos médicos querían ayudarme, me pusieron en programas de 6 meses, me preguntaron qué medicamentos había probado ya y con qué resultado. Muchos me han dado los consejos que comparto con vosotros aquí. Otros médicos me desanimaban o simplemente pasaban de mi problema. Otros muchos me han dicho auténticas idioteces, que me ha hecho creer que no hay remedio. Ha sido todo una montaña rusa emocional.

Una compañera de trabajo empezó a hablarme de sus problemas idénticos (aunque solo llevaba unos años y no toda la vida) que empecé a considerar lo de la dieta de verdad. Ella me recomendó a tomar probióticos. Como ya me lo habían mencionado antes, dije “Vale, ¿por qué no?”. A partir de allí cambió mi mundo.

Hacía las soluciones: Cuando la probiótica empezó a dar resultados me dí cuenta de que nunca me habían ayudado los medicamentos y que nunca había descansado mi vagina, ni por dentro ni por fuera, sino que siempre había sido sujeto a constantes ataques bacterianos y de la cándida. Era la primera vez que pude tener la sensación de que mi zona genital no era una herida constantemente abierta. Se puso de otro color, no era rojo ardiente. Era un color más calmado (yo lo veía gris y apagado porque lo comparaba con lo que yo creía era el color normal de una vagina) y había días que casi no notaba el dolor constante.

Allí es cuando empiezo a pensar que tiene que haber una solución real y que no puede ser que esté siempre sufriendo. Si puedo mejorar un poco, tiene que ser posible mejorar del todo, ¿no? Se me hizo luz en el horizonte y me puse a investigar lo de la dieta y otras cosas.

Buscando en foros encontré que hay un hospital en Zaragoza especializado en detectar las causas de la cándida. Lo que hacen allí es investigar si tienes alergias o intolerancias leves que quitan energía al cuerpo para que este impida el sobrecrecimiento de la cándida. Fui a mi médico de cabecera para ver si eso era lo que me pasaba y resulta que tengo varias alergias comunes: polen, gatos, polvo y ácaros. También hice las pruebas de intolerancia a alimentos para ver si la causa se encontraba allí y según ellos no tengo intolerancia, para tener intolerancia al gluten hay que tener 100% y resulta que yo tengo un 56%. Eso no llega a ser intolerancia al gluten. Aunque yo sigo sospechando que en mi caso tiene algo que ver. Y los que sufrimos cándida solemos tener sensibilidad al gluten. O al revés, que al tener cándida, se produce una sensibilidad al gluten.

Busqué información sobre la dieta por internet y hablé con gente. Un amigo había hecho la dieta anticándida y le funcionó muy bien; me pasó la información que tenía y el programa que había seguido.

Después de una pelea fuerte con mi novio donde casi me deja por el problema de la cándida (muy entendible y cosa muy común por lo que leo en internet) decidimos una fecha para empezar la dieta. O sea, para salvar la relación hice lo que tenía que haber hecho muchos años atrás para salvar mi salud.

A veces uno es más tonto que un saco de piedras.

En qué me ha afectado todo esto?

Las relaciones:

A parte de toda la frustración que conlleva la enfermedad en cuanto al dolor constante, los bajos ánimos y el malestar permanente, ha afectado mucho a mis relaciones con amigos y con mis parejas. Con los amigos por baja autoestima y mal humor cuando no toca. A mis relaciones de pareja por no haber podido llevar una vida sexual normal. Mi estado enfermo ha contribuido directa e indirectamente a fracasar mis relaciones con parejas. Mi actitud hubiera sido menos negativa y más relajada, libre de la niebla mental y depresiva si hubiera estado sana.

Las enfermedades;

Al tener las mucosas siempre inflamadas y con la flora vaginal siempre desequilibrada, mi sistema inmunológico estaba totalmente indefenso. He contraído enfermedades de transmisión sexual que si hubiera estado sana puede ser que no hubiera contraído. He tenido herpes genital y papiloma cuando tenía veintipocos años. Me operaron ocho veces debido al papiloma. Como resultado del papiloma tuve, años después, una modificación de células del cervix y me tuvieron que quitar 5mm del cervix. Por el momento no he tenido mas alteraciones celulares después de que me dieron de alta el año pasado. De hecho me han dicho que ya no tengo ni el virus causante (HPV) en el cuerpo.

Vamos por el buen camino.

6 pensamientos en “Mi experiencia con la cándida y gardnerella

  1. hola, queria saber que hospital en Zaragoza esta especializado en detectar las causas de la cándida?
    Ese que comentas en el texto, en que consiste? es privado?
    MUchas gracias!

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  2. hola mi hija de 8 años le salio eso en los estudios anduve x medicos ya hace 3 años q vengo con esto y la trataban d parasitos el primer analisis d cultivo d flujo l salio otra bacteria q se transmite «solo x relaciones sexuales» imaginate yo como estaba mi hija nunk fue abusada tuvo q pasar x diferentes medicos q la revisaron y constatarban q la mi hija nunk sufrio abuso x eso mandaron a repetir el estudio en otro laboratorio y salio esto pero tiene los mismos sintomas q tenias vos… yo soy d Argentina espero q alla una solucion a esto

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    • Hola.No sé qué síntomas tiene ella y no sé qué resultados han obtenido exactamente los estudios. Pero si trata de gardnerella, no solo se transmite por relaciones sexuales, sino puede salir por varias razones: higiene, baja defensa etc. Perdona por no haberte contestado antes, y espero que ya tengan una solución al problema ya que es un sufrimiento tener que lidiar con bacterias de este tipo.

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